No existe una postura de pie o sentada correcta.
¿Y entonces qué hacemos aquí? Bueno, si estás leyendo esto es que te interesa, como mínimo, mantener una postura que sea saludable y te haga sentir mejor.
Eso sí que existe.
Lo que no queremos es declarar una postura como “la postura de pie correcta”, porque lo que hace saludable, o correcta, a una postura es el hecho de que no dure mucho tiempo. Y sí, podemos repasar las características de una postura de pie correcta clásica:
“Cabeza erguida, hombros hacia atrás, estómago ligeramente hacia dentro, rodillas desbloqueadas, pies colocados al ancho de los hombros y mantener el peso centrado en ambos pies.”
¿Te suena, no? Pues bien, de nada te servirá colocarte de la mejor de las maneras si luego mantienes durante horas dicha postura. Lo que nuestro cuerpo requiere realmente es variación y movimiento.
Desde la aparición del género Homo, hace más de 2 millones de años, hasta la revolución agrícola de hace aproximadamente 10.000 años, nuestros antepasados fueron cazadores-recolectores, por lo que las adaptaciones inherentes a ese ambiente han ejercido una gran influencia en la composición genética humana.
La parte de nuestro genoma que determina la anatomía y la fisiología básicas ha permanecido relativamente inalterada durante los últimos 40 000 años. Es decir, que los requisitos específicos de actividad física actuales sigue siendo muy similar a los que tenían los hombres y mujeres de la Edad de Piedra, que vivían de la recolección y la caza. Comprender la evolución nos ayuda a saber establecer buenos patrones de actividad física.
¿Te imaginas a nuestros ancestros eligiendo una postura de pie correcta y manteniéndola siempre que estaban erguidos?
No.
Ellos se movían, constantemente, de mil maneras diferentes, fortaleciendo el cuerpo en todos sus sentidos.
Está claro que la sociedad ha cambiado y nuestro estilo de vida requiere trabajar 8 horas al día, conducir, y, por qué no, sentarnos en el sofá cada noche a ver un capítulo de nuestra serie favorita.
Tenemos un estilo de vida sedentario, por mucho que vayamos al gym unas horas a la semana. ¿Lo importante? No dejar de movernos, adoptar todas las posturas que podamos mientras trabajamos: sentarnos, ponernos de pie, investigar de cuántas posturas podemos ponernos de pie o en la silla. En definitiva, mover nuestro cuerpo, aunque estemos en una silla o en un escritorio.
Apuesta por sillas ergonómicas y mesas elevables que te permitan moverte mientras permaneces atento a tu trabajo, no solo te sentirás mejor físicamente, también podrás ver que tu capacidad de concentración se incrementa y, lo más importante, que empiezas a disfrutar más de tu día a día.
Referencias: